
Alberto Corazón hace un breve recorrido por sus trabajos, como los logotipos de Anaya y Mafre en una entrevista en mgz, un magazine de marketing, publicidad y posicionamiento. Explica la inflencia que le ha proporcionado a su obra el hecho de ser antropólogo, pues según sus propias palabras, el primer trabajo del antropólogo es mirar y deducir el comportamiento y los usos de lo que nos rodea, y ese modo de mirar es lo propio del diseño. Cuenta que hay una raíz sentimental en toda su obra y por ello insiste en la importancia de la formación poética, literaria, musical, etc. para un diseñador y matiza que cuando partes de tu cultura lo que se saca es muchísimo mejor.
Por otro lado, afirma que su modelo de trabajo, un estudio muy pequeño, con cinco diseñadores y dos secretarias, le permite mayor lexibilidad y un límite de trabajo. Además expone que nuestra sociedad selecciona muy poco, y eso es fatal. Y vuelve a insistir en que la solución es la cultura. También opina, sobre los concursos abiertos a todo el que quiera participar, que es el modo más irresponsable de tomar decisiones y toma como ejemplo el concurso de la candidatura olímpica de Madrid.
Asimismo, destaca la importancia del reajuste en los diseños, pues el diseño tiene ese caracter de respuesta al entorno y en la medida en que este cambia, el diseño debe reajustarse y habla sobre su trabajo como autor de la señalética de Bilbao. Y en cuanto a los nuevos diseñadores, declara que le sorprende la atención que se le está prestando a las cosas pequeñas y le da un siete al nivel de estudios de diseño en España. Y finalmente, acaba manifestando que los medios son en parte culpables de la banalización